06 febrero, 2008

Posteo, luego existo


Hace tiempo no escribía. Mi motivación esta ocasión emergió de las profundidades de la emoción más sabrosa de poseer, cuya matriz se nutre de un frío espacio de la fuente mental, previo a toda reflexión: la ira.

Su origen se situa en los tiempos modernos, en la asquerosa urbanidad y el brote propagado, a modo de endemia, de una 'tendencia' a etiquetarse y tasarse en función de un código común, un tipo de peinado, de música o de ropa. Porque no va más allá de una reunión de gustos afines, pues no existe un objetivo final a lograr ni un pensamiento en curso de algo. Sólo es una identidad estimada, resultante de una cotización de personalidades.

Frases como: 'yo antes era flaite, ahora soy pokemon' o 'te quiero mucxozz, postéame' aún no las entiendo bien. Creo que son códigos que comparten y los hacen sentir unidos. Pero es extraño, porque mi ira no es de una tendencia hacia otra, si no, de una persona hacia un grupo de identidades. Por otra parte, es igualmente ridícula la imagen de esos zombies en un programa de tv, como que la campaña anti-pokemon se haga a través de fotologs, con los mismos códigos, reglas comunicacionales, agrupaciones de tendencias. Es como hacer el debate: ¿Es mejor el helado de piña o el de chocolate?

Creen ser libres... Ya que lo lograron, llamaron mi atención, ahora yo les hago un llamado de atención: 'Disfruten su libertad, crean en los medios de comunicación, tráguense las empalagosas sensaciones de grupo, sean locos y diviértanse con su identidad masiva. Así no se sentirán solos.'

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