06 junio, 2007

Adolescencia


Mediante sonrisas lascivas demostramos que somos adolescentes, que nuestra inocencia está en su apogeo y en declive, puesto que ha alcanzado su punto máximo, y que en ese momento de catarsis extrema se pierde en un breve instante que puede ser tan miserable como placentero, y tan efímero como eterno. Luego del contacto visual, unos tragos, unos túbulos nicotinosos y exaltación de cualidades socavadas, es ahí cuando nuestra lujuria se nos escapa de las manos, cuando nuestro deseo se fusiona con la inocencia, cuando nuestras mentes se dejan llevar por terrenos desconocidos y quien sabe si tóxicos o no. Pues el júbilo te llama a conceder tal satisfaccíón, para luego encontrarte mirando con desdén hacia el cielo de la habitación.

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