08 junio, 2007

Indiferencia para esos



Muchos hombres están tan acostumbrados a estar solos consigo mismos, que no se comparan a los demás, sino que desarrollan el monólogo de su existencia en un estado de espíritu apacible y alegre, en agradables conversaciones consigo mismos y hasta en risas. Es muy probable que ciertas personas opten por la soledad, lo cual creo que es incomprendido. Ellos, en el momento en que juzgan, propenden a un sutil desprecio de los enajenados mecanismos de la personalidad humana. Es preciso, pues, conceder a ciertos hombres su soledad y no ser lo bastante tonto, como se hace frecuentemente, para compadecerse de ellos.

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